El valor de la arquitectura en Murcia: fincas y casas singulares

Propiedades de prestigio en la comunidad murciana  

La arquitectura de Murcia tiene un gran valor histórico y cultural que, por desgracia, no es tan reconocido como merece.

Además de espléndidos edificios de estilo modernista y construcciones de arquitectos de gran prestigio, la región también cuenta con una gran riqueza de construcciones populares, que reflejan la esencia de un lugar con un clima privilegiado y una tierra especialmente fértil.

Cómo es la arquitectura en Murcia

En la arquitectura de Murcia más tradicional destacan diferentes tipos de edificaciones.

Las viviendas de una región están determinadas por factores como el clima y la actividad predominante.

También influye la economía, el entorno geográfico y los recursos materiales, que afectan directamente a los materiales disponibles para la construcción y, por lo tanto, también a su diseño.

Murcia es una zona dedicada a la agricultura, que ha sido la principal activad económica de la provincia durante muchos siglos. Se pueden destacar tres tipos de edificios en Murcia:

  • Las casas-cueva, que se pueden encuentra en casi toda la Región de Murcia, pero sobre todo en las zonas del interior como Abanilla o Puerto Lumbreras.
  • Las barracas. Es la vivienda tradicional por excelencia de lo que se conoce como Huerta de Murcia, es decir, el medio rural de la región.
  • Las casas de campo o cortijos. Eran las residencias señoriales, y se ubican en su mayoría en zonas de secano, alejadas del Mediterráneo.

Construcciones tradicionales murcianas

Como vemos, la arquitectura de Murcia atesora una gran tradición e historia a través de viviendas populares.

Entre los diferentes edificios singulares encontramos casas señoriales y palacetes rurales (que se conocían como Casa Torre y Casa Grande), y que servían como residencia a los señores y propietarios de las tierras de labranza, y como centro de desempeño de funciones administrativas, entre otras actividades. También están viviendas más humildes donde residían los aparceros y los arrendatarios, como las barracas, las casas con lomera de tejas y las casas de terrado.

Barracas

La barraca es la vivienda por antonomasia del entorno rural de la huerta de Murcia. Se concibió par ser una herramienta de trabajo en sí misma.

Tenía una planta regular de forma rectangular, y su arquitectura era sencilla y funcional, con dos estancias simples, una entrada y una alcoba. En la alcoba se encontraba una zona conocida como entrepiso, donde el labriego almacenaba sus instrumentos, los productos de la cosecha y los útiles necesarios para la cría del gusano de seda, que tuvo una gran importancia en la economía de la localidad.

En las proximidades de la barraca se construía la barraquera, que servía como cuadra y como gallinero en una sola pieza.

El horno moruno también solía formar parte del conjunto.

Casa de terrado

La casa de terrado era otro tipo de vivienda rural con una estructura similar a la barraca, pero con una planta cuadrada y un terrado en pendiente para drenar las aguas. Este tipo de edificaciones están presentes tanto en la huerta como en la zona litoral y en las regiones de interior.

Casa con lomera de tejas

Era la vivienda de los huertanos adinerados, y es una construcción más espaciosa que las anteriores, dotada de dos plantas. En el piso inferior se ubicaba un zaguán o vestíbulo con un tinajero y la cocina que también servía de comedor. La planta superior se destinaba a los dormitorios y el granero. En la parte trasera de la vivienda se encontraban las cuadras y el corral.

Casa-Torre

La Casa-Torre es una vivienda señorial o cortijo que se puede catalogar como un pequeño palacio rural. Es mucho más sólida y espaciosa que la anterior, y recibía el nombre de “torre” porque solía contar con varias torres cuadradas o circulares, de inspiración medieval, a modo de castillo. Estos edificios se utilizaban en muchas ocasiones para refugiar a los huertanos cuando se producían inundaciones.

Casa-Grande

La Casa-Grande es otro tipo de casa señorial, que se construían en zonas aisladas en mitad de la Huerta de Murcia o bien en los cascos urbanos de distintas pedanías.

Las fachadas se decoraban ricamente con blasones nobiliarios y algunas contaban incluso con una capilla propia. Como todos los cortijos, contaban con un gran patio interior rodeado de balcones o soportales.

Como podemos ver, la Región de Murcia cuenta con una gran variedad de viviendas relacionadas con la vida en el campo y con la huerta.

Se trata de edificios llenos de encanto y de historia, que hoy día resultan perfectos para establecer una segunda vivienda en un lugar tranquilo o iniciar un proyecto turístico en un lugar con un clima excepcional. Desde casas solariegas que forman parte de la arquitectura sostenible de Murcia, hasta grandes cortijos rodeados de inmensas fincas, y palacetes custodiados por sólidas torres.

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