Palacios y casas señoriales en Vizcaya: historia y exclusividad.

La provincia de Vizcaya es una de las más pequeñas de España al contar con una superficie de poco más de 2.200 km2.

Sin embargo, es también una de las más desarrolladas del país y una de las que cuentan con mayor calidad de vida (datos de la OCDE). Desde luego, la vida en cualquiera de sus palacios singulares en venta merece mucho la pena.

Vizcaya cuenta con una notable relación de propiedades históricas tanto en el ámbito urbano (véase la señorial arquitectura del centro de Bilbao) como en entornos rurales. Algunas de las poblaciones más importantes de la provincia hunden sus raíces en la época medieval, especialmente entre los siglos XII y XIV, momento en el cual el Señorío de Vizcaya alcanzó una gran influencia en la escena peninsular.

Especialmente célebre fue el episodio protagonizado por Diego López de Haro, señor de Vizcaya, que comandó una de las secciones más destacadas del ejército cristiano en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).

Al papel de sus militares y nobles en la política castellana, se le añaden las amplias libertades de que disfrutaban buena parte de las poblaciones vizcaínas.

Bermeo, Bilbao, Portugalete, Lequeitio, Elorrio, Guernica, Durango o Ermua, fueron algunas de las ciudades que consiguieron cartas puebla y fueros a lo largo de la Baja Edad Media. Estos privilegios se traducían en una participación muy activa de las localidades a la hora de tomar decisiones que afectaban a todo el señorío, lo cual se tradujo en una gran prosperidad económica y en un temprano desarrollo de los talleres manufactureros.

No sorprende que, varios siglos más tarde, Vizcaya se situara en la vanguardia del proceso de industrialización en España.

Los palacios singulares dan testimonio del dinamismo de la región, como sucede con el Palacio Zearsolo-Untxeta (conocido popularmente como Casa Jara), procedente del s. XVII y que se encuentra muy cerca del casco antiguo de Elorrio.

 Al igual que otras propiedades históricas situadas en los ensanches de antiguas villas medievales, el palacio de Elorrio que nos ocupa sobresale por la austeridad de sus fachadas, en las que destacan los blasones de sus ilustres propietarios a lo largo de los siglos.