El Modernismo en España más allá de Barcelona.
Edificios singulares e históricos.
Hablar del estilo modernista es hacerlo, con todo merecimiento, de la ciudad de Barcelona y sus alrededores.
Es lógico que así sea a tenor del notable catálogo de referencias que pueden encontrarse.
Pero más allá de la "Manzana de la discordia" y otros edificios emblemáticos de la Ciudad Condal, el Modernismo cuenta con interesantes muestras a lo largo y ancho de España.
Valencia es otra de las capitales modernistas del país, hasta el punto de que su icónica Estación del Norte, que constituye el primer contacto con la ciudad para los usuarios del ferrocarril, participa de este ornamentado estilo.
El Mercado de Colón y el Mercado Central son igualmente modernistas, como el Edificio de Correos y el Palacio de la Exposición, este último con ciertos guiños al gótico civil tan importante en la región. Más allá de la capital, destacan el Mercado Central de Alicante, el Edificio de Correos de Castellón de la Plana o la Casa Villaescusa de Orihuela.
En Castilla y León, el Modernismo está presente nuevamente en algunas de las principales infraestructuras de transporte público, como varias estaciones de tren en pequeñas poblaciones.
Claro que las dos grandes obras del periodo llevan el sello del gran arquitecto modernista, Antonio Gaudí.
La Casa Botines, en el centro de León, y el Palacio Episcopal de Astorga, constituyen, quizá, las dos construcciones más destacadas de Gaudí fuera de Cataluña.
El genio barcelonés también dejó su reconocible impronta en la Villa Quijano, una propiedad singular en la localidad cántabra de Comillas.
No dejamos Cantabria todavía porque Santander cuenta con distintos edificios emblemáticos correspondientes a esta corriente artística.
La Plaza Pombo y las calles circundantes albergan bloques de viviendas que se levantaron a finales del s. XIX y principios del XX por el impulso de la pujante burguesía industrial. Idéntica motivación encontramos en el otro extremo de la Península.
La Región de Murcia puede presumir de una generosa colección de viviendas y casas señoriales modernistas, con el Palacio Aguirre de Cartagena como propiedad singular más representativa.
Para finalizar este recorrido, aun dejándose muchos ejemplos en el tintero, pueden mencionarse las casas-palacio de la Sevilla de comienzos del s. XX.
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