Palacios y Castillos cerca de Barcelona.

Descubriendo los tesoros medievales de Vic.

La ciudad de Vic es una de las villas históricas catalanas que mejor ha soportado el paso del tiempo. Sin renunciar a modernizarse en otros aspectos, cada palacio y cada casa señorial del municipio alberga en sus paredes siglos y siglos de historia, configurando un casco histórico único en toda la provincia.

El monumento más importante del periodo medieval es el Castillo de los Montcada, que a diferencia de otros castillos estaba principalmente orientado a su uso como residencia señorial y no como elemento militar. Ello explica su óptimo estado de conservación y su conexión con el limítrofe Templo Romano, una joya arquitectónica del s. II que pone de manifiesto el peso de esta ciudad ya en la época imperial romana. La casa señorial de Ramón Sala i Saçala, levantada en el s. XV siguiendo las directrices del estilo gótico, se convertiría posteriormente en la residencia del ilustre Veguer de Vic.

En cualquier caso, el edificio civil medieval más utilizado por los ciudadanos es, obviamente, el ayuntamiento. Su sede, construida a finales del s. XIV, incorpora elementos góticos aunque mantiene una sobriedad considerable en toda la fachada. Su apariencia recuerda poderosamente a la de las lonjas, al tiempo que apenas presenta ventanas exteriores. De finales de la Edad Media es la Casa Bayés, de inspiración renacentista y cuya construcción se finalizó ya en el s. XVI. Aunque parezca un palacio, su primera y más importante función fue la de acoger la Universidad Literaria, cometido que cumplió hasta 1717. En la actualidad presenta elementos añadidos a principios del s. XX.

Entre los edificios religiosos de Vic, que no son pocos, la Catedral es la que acapara más visitas. Construida según los criterios románicos, con el paso de los años fue incorporando otros elementos, principalmente góticos y barrocos, visibles sobre todo en el interior. La Alberguería, recinto situado muy cerca de la Catedral, también se construyó en la Baja Edad Media, siendo utilizada como posada y alojamiento para los peregrinos que llegaban desde Europa. Y para concluir, las murallas de Pedro III nos devuelven a la realidad de cualquier población medieval, completando el entramado defensivo organizado en torno a los castillos.