Compra y rehabilitación de castillos medievales: Lo que debe tenerse en cuenta

Los castillos y las grandes fortalezas son fincas en venta espectaculares y con un innegable atractivo turístico. Desde las últimas décadas del s. XX, hemos asistido a un creciente interés por parte de inversores tanto públicos como privados para rehabilitar antiguos castillos y conferirles un nuevo uso. Sin embargo, para el correcto desempeño de estas complejas labores, resulta imprescindible seguir ciertas pautas.

En primer lugar, las fortalezas medievales no se enmarcan dentro de un único estilo constructivo. Si bien es verdad que la gran mayoría de ellos presenta unas características bastante similares, debemos ser siempre rigurosos en la reconstrucción de estas fincas en venta.

A modo de ejemplo, si deseamos rehabilitar una fortificación castellana que sirvió como castillo fronterizo durante la Reconquista, no podemos conferirle el mismo ornamento que a un castillo del interior catalán del s. XV.

Cada periodo histórico presenta una serie de elementos comunes que deben respetarse durante la rehabilitación, al igual que sucede con las también importantes diferencias regionales.

Generalmente, los castillos que los inversores rehabilitan con fines comerciales no suelen ser de grandes dimensiones.

No obstante, antes de comenzar las obras es importante asegurarnos la llegada de la totalidad del material que necesitamos. Existen varios casos bastante sonados en los que los promotores de la rehabilitación combinaron arbitrariamente materiales constructivos que no respetaban la esencia del castillo.

Por otro lado, es evidente que saber qué imagen tuvo en su momento la propiedad en cuestión ayuda a planificar con mayor exactitud el trabajo. Para ello contamos con dos soluciones. La más recomendable es la de acudir a un experto en historia local pero también podemos tomar como ejemplo propiedades similares.

Por lo que respecta a la seguridad, hay que tener muy en cuenta que estamos trabajando con construcciones que tienen entre seis y doce siglos de antigüedad. Ello comporta riesgos inherentes que oscilan según el estado de conservación del castillo. Antes de lanzarse a reformar las estancias interiores de la fortaleza conviene apuntalar la estructura de la misma. Los propios arquitectos del proyecto se encargarán de decirnos si la propiedad es apta para el uso que queremos hacer de la misma.